03 agosto 2015

Artículo de opinión.  En días pasados, recibí la llamada de un buen amigo,  vinculado al  Narón Freixo. Una conversación amena,  en la cual, uno, alejado de los “dimes y diretes” futboleros, se interesó por el día a día del club. Además de lo normal, ahí, en ese momento, fui conocedor de algo que se anhelaba por parte de muchos, diría que de todos los que queremos el fútbol en Naròn: la desaparición del Narón Balompé, y la creación de un nuevo club: en este caso, C.D. Narón, aunque el nombre es lo de menos. No me sorprendió. Era una muerte anunciada. Repuesto de la, poco sorprendente noticia, le planteé a mi amigo una cuestión, ¿y ahora, qué? . Mi interlocutor sabía, y sabe, cuál es la opinión que  mantengo al respecto: Narón se merece que todos en el ámbito del fútbol base trabajen en una misma dirección. Ahí incluiría al Val (pero esta es otra historia). Dicho de otra forma: habría que abogar por un único club, con todas las sinergias que eso provocaría, con una asunción de intereses, ideas y objetivos. Es el momento de tender la mano.
Algunos me dicen que Narón, con 40.000 habitantes, bien puede tener dos o tres entidades de fútbol base conviviendo. Cierto que es posible esa convivencia, pero en el mundo de la globalización, en todas las esferas,  la fusión o interrelación  de realidades propiciaría una unificación de fuerzas que redundaría en beneficio, en primer lugar, de los propios niños,-la mayoría del ayuntamiento-, de la propia economía del club, y, por último, por una cuestión identitaria: un club que fuese “santo y seña” de lo que representa el ayuntamiento. Algo que esta corporación se merece por todo el apoyo económico y social que ha prestado al deporte en Narón en todos estos años. Un club que aprendiese de errores pasados, que se dotase, en primer lugar, de una fuerte estructura administrativa que fortaleciese los cimientos del club. Un objetivo que debe ser prioritario frente al crecimiento deportivo. Primero, la administración. Después, la competición.  Ese fue el error del anterior proyecto, un proyecto que tuvo malos gestores en sus inicios, y aún peores en su final.
En días pasados, leí una entrevista, casual, con el secretario de la federación valenciana de fútbol, Salvador Gomar, en la que éste comentaba: “antes, cuando la economía iba bien, se juntaban cuatro padres y montaban una escuela. Veían dinero. Se acabó. Hoy en día, el proceso es el de la fusión de clubes y escuelas. No es normal que en un pueblo pequeño, haya dos o tres escuelas, porque, además, eso provoca enfrentamientos internos. Por otra parte, los datos indican que las fusiones no están conllevando reducción de fichas ni de equipos.”  No puedo estar más de acuerdo.
Quizá, a la hora de plantearse una posible unión, o fusión, o como queramos llamarla, siempre que el objetivo sea la asunción de un mismo objetivo,  es importante que ambas partes, Narón Freixo, y el C.D.Narón, dejen en la mesa de negociación  parte de su egoísmo, que se alejen de la tentación al protagonismo, y piensen en los niños, y en el deporte de la ciudad. ¿Es bueno para Narón?, ¿es bueno para los niños?. Esa es la pregunta que todos los interesados deben plantearse, y contestar. Humildemente, pienso que sí. Pero, además, hay otro motivo mucho más pragmático, y no menos importante: las sinergias que se provocan.  Hay una de inicio, la economía de escala: un solo club, propiciaría  menores costes de infraestructuras, al no duplicar servicios, mayores ahorros en compra de material deportivo, en definitiva,  eliminaría ineficiencias.  Se dice que en el ámbito empresarial, y las entidades deportivas sin ánimo de lucro  no dejan de serlo, las fusiones son instrumentos magníficos para evitar decadencias y recobrar la salud, deportiva en este caso. Intentémoslo.
Siguiendo con los beneficios, y tratándose de dos entidades que trabajan en un mismo ámbito, podrán obtenerse  mayores réditos  en el aspecto comercial,  ingresos por publicidad, en el aspecto de inscripción, pudiendo alcanzar una mayor cuota de niños, menores gastos, al, como ya comenté, disminuir costes,  evitar duplicidades, tanto administrativas como de infraestructuras. En definitiva, se utilizaría de forma más eficaz los recursos disponibles, aumentando la economía del club en el aspecto de gestión a corto plazo,  y la competitividad, en el ámbito deportivo, a medio y largo plazo.
Tampoco podemos olvidarnos de los beneficios a obtener con respecto a fondos públicos, puesto que una sola entidad, representativa de todo el municipio, podría ser perceptora  de mayores ingresos, vía publicidad pública o institucional, acceso a más y mejores fuentes de financiación, amén  de otras.
Ahora bien, es cierto que lo esencial es la voluntad de las dos partes a negociar, algo que ignoro a día de hoy, y, después, dando por hecho lo anterior, ¿ qué haría un servidor? : sería imperioso un estudio financiero y administrativo que valore los beneficios reales de la integración. Para ello, ambas entidades, mediante una comunicación sincera y continua deberán valorar los beneficios de la unión.
A la hora de plantearse esa posible “confluencia de intereses” , lo que tenemos que valorar son varias cuestiones :  ¿la unión dará lugar a una entidad más fuerte económicamente ?, ¿ la unión dará lugar a una entidad más fuerte en lo social y en lo deportivo?, ….esta iniciativa, ¿ contaría con el visto bueno de las instituciones municipales?..... Si la respuesta es sí, como personalmente pienso, entonces el siguiente paso  es el de tomar la decisión de reunirse y plantear condiciones. Reunirse sin egoísmos, sin rencores, olvidando rencillas pasadas, y pensando en el interés general. Las condiciones pueden ser de muy diverso signo, pero la experiencia de fusiones deportivas anteriores, nos dicen que las mayores discrepancias van a surgir a la hora de determinar si una de las entidades continúa con su historia en detrimento dela otra, o las dos, o ninguna de ellas…..a modo de curiosidad, o información, hay que decir que en un 90 % de las fusiones  que se han producido en el ámbito del deporte en España, el club más antiguo ha continuado  manteniendo su historia. Es decir, se ha mantenido su proyecto. En definitiva, todas,  cuestiones que se deberían plantear en un hipotética negociación.
Dando por hecho la viabilidad de una posible “confluencia de intereses”,  soy consciente de que episodios pasados llevan a una cierta desconfianza, sobre todo en aquellos que en su día propiciaron la creación del Narón Freixo, hartos de tanto desaguisado, pero una vez superada esa desconfianza, y  los próximos meses pueden ayudar, habrá que plantearse cuál es la mejor opción.  Personalmente, lo tengo claro: es momento de tender la mano. 

“De los clubes y asociaciones deportivas:

El club/asociación resultante de la fusión podrá denominarse como desee y será inscrito en el Registro de Entidades Deportivas de su región/país con el nuevo nombre si su denominación es distinta a la de los clubes/asociaciones fusionados, debiendo estarse en cada caso a lo que proceda en virtud de la normativa administrativa aplicable. El club/asociación resultante de la fusión se subrogará en todos los derechos y obligaciones de los anteriores y, en cuanto a su situación competicional, quedará adscrito a la categoría del que la tuviere superior y conservará la antigüedad federativa del primer inscrito en la región/país.”

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